28 de abril de 2014

El rojo emblema del valor

Stephen Crane, El rojo emblema del valor (1895)

Llamar a las cosas por su nombre. Mostrar que el "valor del héroe" en una guerra es, casi siempre, solo deseo de venganza, violencia animal, desesperación, adrenalina, presión de grupo o episodio de locura... Y en otras ocasiones, impostura y relato inventado.
Aceptar que el patriotismo se diluye entre el humo, la confusión y el miedo. Atreverse a mirar cuando la defensa de los más elevados ideales políticos se desnuda y aparece como el anhelo egoísta y pueril de ser admirado, impulso del que se aprovechan quienes nunca arriesgarán su vida y su futuro.
Todo eso hizo S. Crane, un joven escritor que eliminó las referencias al momento histórico -la Guerra de Secesión- y a las batallas -seguramente, Chancellorsville y Wilderness- en las que intentan sobrevivir unos protagonistas casi anónimos.

Debía hacerlo así para que el relato no corriese el peligro de transformarse únicamente en una reflexión sobre la Guerra Civil estadounidense; para desligarlo, treinta años después, del debate sobre la legitimidad de los motivos de uno y otro bando. Para recordarnos sin distracciones que, en la guerra, las personas importan tanto como las cabezas de ganado -son herramientas de muerte, o parapetos frente a las balas-; hipócritamente, recordamos y veneramos sus nombres una vez desaparecidos, cuando ya han cumplido la función que la (i)lógica política les asignaba.
Novela que retrata de forma magnífica cómo un adolescente pelea consigo mismo para resolver su trágica disonancia cognitiva -soy un soldado valiente, pero huyo-. Retrato amargo de la crudeza y sinsentido de la guerra -la batalla de Wilderness finalizó sin vencedores, simplemente cuando ambos bandos dejaron de pelear tras miles de muertes-. Todo esto es El rojo emblema del valor -insignia (badge en el título original) que es una mentira más-, una lectura imprescindible como vacuna contra la sinrazón.

Me recuerda a...
Muchos cómics que reflejan sin tapujos la inutilidad y salvajismo de la guerra. Por ejemplo, La guerra de las trincheras (1914-1918) y ¡Puta guerra! (1914-1919), de Jacques Tardi, u Operación muerte, de Shigeru Mizuki.